La era del desarrollo de la tecnología es hoy, es ahora. Estamos desenvolviéndonos en un contexto en el que los medios de comunicación, las redes sociales y muchos canales de información de cualquier tipo influyen en cierta medida en lo que somos, esto es, nuestras creencias, pensamientos, moda, la salud mental, incluso, hasta la comida. Esto no significa que por el hecho de que la era digital se esté consolidando continuamente, sea catalogado como “malo”, pero sí implica que los seres humanos nos veamos sumergidos en ella por medio de nuestras actividades laborales, educativas, recreativas y demás.
Teniendo en cuenta esto, en el mundo hay dos tipos de personas: los nativos digitales, que “son aquellos que nacieron en una cultura nueva” (Prensky, 2001), es decir, en medio de un gran potencial de la tecnología y, por otro lado, los inmigrantes digitales, que “son pobladores del viejo mundo, quienes vivieron en una era analógica e inmigraron al mundo digital y luchan más que los nativos para adaptarse al progreso de alta tecnología” (Prensky, 2001). Por lo tanto, la familiaridad de los jóvenes de hoy en día con las redes sociales y los aparatos electrónicos sofisticados es algo con lo que se encuentran desde sus primeros meses de vida, lo que resulta complicado alejarlos de estos; también, es más claro entender el por qué a nuestros padres, abuelos y personas de mayor edad les cuesta vivir bajo un contexto distinto, el de hoy, y es por el choque e impacto que produce la constante evolución de la era tecnológica, producido por las distintas formas en que ellos fueron creando paradigmas y fueron educados. Ahora, según los dos términos empleados en las líneas anteriores, considero que soy un nativo digital por el hecho de que mi formación como profesional amerita el uso de la tecnología para trabajar , considerando nuevas e impactantes estrategias para el desarrollo de la generación presente y las futuras, también porque el 80 % de la comunicación que tengo con mucha personas es por medio de los canales digitales, ya sea un mensaje de texto, videollamada o correo electrónico; sin embargo, estoy muy atento a no dejarme envolver completamente por lo que los medios de comunicación o redes sociales muestren, ya que forjar mi personalidad no tiene nada que ver con la influencia de otras personas, sino por las experiencias valiosas de vida, a veces muy positivas, a veces no tanto, es decir, día a día tarto de tomar de los medios aquello que nutra mi formación como ser humano.
En conclusión, el mundo de hoy tan globalizado nos exige que sigamos la ola de la tecnología, pero sólo depende de cada persona, sea adolescente o no, la manera en como nos direccionamos según nuestras propias ideas o pensamientos.
Por: Gustavo Andrés Ramos Oyola
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